Muchas familias se preguntan cuándo se debe introducir la carne en la dieta infantil. Lo cierto es que su incorporación varía en función de cada bebé, pero habitualmente, suele ocurrir a partir de los 6 meses. A partir de los 6 meses, los niños alcanzan una mayor madurez intestinal y son capaces de digerir alimentos más sólidos. Una vez que el niño tolera los purés de verduras, frutas y cereales sin ningún problema, comenzaremos a incorporar las carnes en su dieta, de manera paulatina y progresiva. Es importante no forzar al niño en ningún momento, ya que cada bebé posee diferentes ritmos de desarrollo.
La carne contiene proteínas de alto valor biológico que ayudan a reforzar el desarrollo y el crecimiento infantil. La carne será el primer alimento de origen animal que probará el bebé, por lo que es importante prestar mucha atención al grado de tolerancia y de aceptación que el niño manifiesta. La forma más adecuada de incorporar la carne a la alimentación del bebé es triturarla y mezclarla con puré de verdura.
La composición nutricional de los diferentes tipos de carne suele ser similar. Todas las carnes son ricas en vitaminas de grupo B (transforman alimentos en energía, beneficiosas para el sistema nervioso…), contienen todos los aminoácidos esenciales y contienen altos niveles de hierro (mucho mejor que el hierro de procedencia vegetal). Su diferencia radica en la cantidad de grasa que presentan. Debido a que el estómago del bebé todavía se está formando, comenzaremos a incorporar la carne en la dieta infantil a través de animales de muy bajo contenido en grasa. A continuación, os dejamos algunas recomendaciones que podéis tener en cuenta para entender este proceso. No obstante, no dejéis de consultar a vuestro pediatra para tomar las medidas apropiadas para vuestro caso particular, será la persona más indicada para asesoraros.
A partir de los 6 meses
Tipo de carne:
Carnes blancas: pollo, pavo, conejo
Partes recomendadas:
Aves: pechuga y muslo. En el conejo, piezas jóvenes con carne de color rosado y patas flexibles.
Características:
Carne tierna, sabrosa y fácil de masticar digerir. Su aporte nutricional es similar al de las carnes rojas pero apenas contiene grasas. Ideal para combatir el cansancio estacional.
A partir de los 7 meses
Tipo de carne:
Cordero y cabrito
Partes recomendadas:
La parte con menos grasa es la pierna, por lo tanto es la más adecuada. La carne de animales jóvenes es la más tierna.
Características:
Carne tierna y jugosa. Tiene un alto contenido en grasas, por lo que es recomendable no abusar de ella y retirar toda la grasa visible antes de proceder a su consumo (es fácil de identificar).
A partir de los 8 meses
Tipo de carne:
Ternera y cerdo
Partes recomendadas:
En el caso de la ternera, las partes menos grasas son el solomillo y los filetes de lomo. En el caso del cerdo, las partes más recomendables son el solomillo, la cinta de lomo, la paletilla o el jamón. Se recomienda elegir piezas de la parte trasera del cerdo por contener proteínas de mejor calidad.
Características:
La grasa de la carne de ternera y de la carne de cerdo se retira con más dificultad, por lo que hay que esperar a que el estómago del bebé termine de formarse. Esta carne tiene un gran poder nutricional y ayuda al bebé a mantenerse fuerte y sano.
Si quieres aprender más cosas sobre la incorporación de la carne a la dieta infantil o sobre cuáles son las raciones de carne recomendadas para cada niño, te recomendamos visitar el blog de Crecer Feliz.