Año tras año, el último jueves previo al martes del Antroxu, Asturias celebra la noche de comadres. Un evento de naturaleza femenina en el que grupos de mujeres se reúnen en toda la región para merendar, cenar y pasar una entretenida velada en compañía de amigas, compañeras de trabajo y mujeres de la familia. El origen de esta celebración, tan arraigada en nuestra provincia, se remonta a tiempos romanos o, al menos, eso se cree.
En tiempos del imperio romano, las mujeres casadas celebraban las llamadas Matronalias, en honor a la diosa Juno. Durante este evento, y de manera excepcional, las mujeres tenían los mismos privilegios que los hombres. Posteriormente, el evento fue tiñéndose de tintes religiosos y pasó a vincularse con el bautismo cristiano, favoreciendo así un encuentro de madres, madrinas, hijas y ahijadas. Si bien fue evolucionando con el tiempo, la esencia de dicha celebración nunca se perdió y llegó hasta nuestros días transformándose en la Fiesta les Comadres, un evento profano vinculado únicamente a la diversión.
En Asturias, el jueves de Comadres tuvo especial peso en Pola de Siero, dónde la fiesta ya se celebraba desde tiempos que ni se recuerdan. Allí las mujeres se reunían en el campo para merendar un bollo preñao (también llamado pan de comadres), mientras charlaban, se contaban historias y remataban los disfraces de carnaval, acompañándolo todo con la clásica sidra asturiana. Lo poco que se sabe del origen de esta fiesta en Asturias se ha transmitido de generación en generación a través de la tradición oral.
Hoy en día, la fiesta de las Comadres se ha extendido y se celebra en, prácticamente, toda Asturias… eso sí, con algunos cambios. Uno de ellos, por ejemplo, es que las cenas han pasado a celebrarse en restaurantes y sidrerías, en vez de al aire libre. Sin embargo, algunos aspectos se mantienen firmes pese al paso del tiempo: las ganas de fiesta, la fraternidad, la diversión y el culto a la cocina tradicional asturiana siguen siendo el epicentro del evento. Los bollos preñaos, el picadillo, los callos, los embutidos de la tierra, las empanadas de carne, los frixuelos y las picatostas siguen estando muy presentes en los menús de la noche de Comadres.
Esta curiosa tradición pervive en muy pocos lugares del mundo, y Asturias es uno de ellos.