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Ene
Llamamos carne a todas las partes blandas y comestibles del ganado bovino, porcino y ovino. El consumo de carne animal lleva presente en la dieta del ser humano incluso antes de que el fuego se utilizase para cocinar. Cuando los homínidos del paleolítico comenzaron a consumir carne, abrieron el camino evolutivo que condujo al hombre a ser lo que hoy es, suponiendo uno de los alimentos fundamentales para el desarrollo del cerebro.
La composición nutricional de la carne varía en función de la edad de la animal, de su raza, de la alimentación que este recibe y del ejercicio que haya realizado. Si bien cada tipo de carne posee unas características propias, todas comparten una serie de nutrientes comunes: proteínas, minerales, aguas y grasas. Además, la carne es uno de los alimentos que contiene todos los aminoácidos esenciales, es decir, aquellos que nuestro organismo no puede generar por sí mismo y deben ser ingeridos a través de la dieta (L-Leucina, L-Isoleucina, L-Fenilalalina, L-Metionina, L-Lisina, L-Treonina, L-Triptófano, L-Valina).
El consumo de carne nos proporciona las proteínas que nuestro organismo necesita para funcionar correctamente y para mantenerse fuerte y resistente. En cuanto a las vitaminas contenidas en la carne, destacan las del tipo B. Este complejo de vitaminas está relacionado con el metabolismo celular y se encarga de transformar los alimentos en energía. Además, las vitaminas de tipo B contribuyen a mejorar el funcionamiento del sistema nervioso, del sistema circulatorio y del sistema inmunológico.
La carne también contiene importantes cantidades de minerales de alto valor biológico, como son el hierro, el calcio, el fósforo, el magnesio, el potasio o el zinc. Estos componentes aportan múltiples beneficios a nuestro organismo: ayudan a incrementar la masa muscular, mejoran las defensas, ayudan a la formación de hemoglobina, previenen los trastornos cognitivos e incrementan la producción de energía.
Para exprimir al máximo las posibilidades nutritivas de la carne, su consumo debe realizarse de forma moderada evitando los abusos. Los nutricionistas recomiendan consumir 3 dosis de 200 gramos de carne a la semana, en adultos, y 3 dosis de 20 gramos por cada año de edad, en niños.
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